Membranófonos percutidos:
Pandero Cuadrado: Formado por un marco de madera, forrado de piel tensa a modo de parches (antiguamente hechos con piel de gato) y en el interior puede llevar bordones de tripa tensos, cascabeles, piedras o legumbres. Se toca con las dos manos en el Norte de España. Solamente existe un lugar en España donde se toca con una porra, Peñaparda, (Salamanca). Con una mano se sujeta el pandero y se golpea con la mano abierta y con la mano derecha se golpea con una porra de madera.
Pandereta: Quizá sea éste uno de los instrumentos populares más extendidos y conocidos. Consiste en un aro ancho de madera, uno de cuyos lados está cubierto por un parche de piel tensa y provisto de varias sonajas (círculos recortados de hojalata y agrupados de dos en dos), que se distribuyen a lo largo del aro en una fila o dos, bien alineadas o alternadas. Al golpear con la mano en la piel, el sonido provocado por la vibración de ésta se une al emitido por las sonajas que se entrechocan. Se trata, pues, de la unión de dos instrumentos: pandero de piel más sonajas, predominando uno u otro según su tamaño o número de sonajas que varía de unos ejemplares a otros. Suele oscilar entre cinco y siete por fila. Aunque es un instrumento extendido por toda España, su empleo toma una especial relevancia en las montañas de León, Palencia y Burgos.
Cordófonos frotados:
Rabel: Tradicionalmente el uso y construcción de rabeles era propio de pastores, que lo llevaban siempre consigo, amenizando reuniones y acompañando canciones y coplas que ellos mismos interpretaban. Algunos rabelistas alcanzan un gran virtuosismo, uniendo su especial habilidad a una ´técnica de ejecución característica que se transmite de padres a hijos.
Existen numerosas variantes de éste instrumento, que fundamentalmente está formado por una caja de resonancia, tallada en madera, de la que sobresale un mástil alargado terminado en un clavijero en el que se alojan unas clavijas, en número igual a las cuerdas que presenta, dos o tres, es lo más corriente, aunque algunos ejemplares solo tienen una y otros llegan hasta cuatro. Estas se sujetan a un cordal por un extremo de la caja y a las clavijas giratorias en el clavijero, lo que permite tensarlas para controlar la afinación. Se tienden pues, a lo largo del mástil y la tapa superior de la caja, apoyándose en ésta por medio de un puente.
El cuerpo del instrumento puede estar construido por madera, hojalata, piel tensada o calabaza. Las cuerdas son de tripa, crin de caballo, o más modernamente de acero. Se toca mediante un arco de madera provisto de un manojo de crines de caballo tensas e impregnadas de resina, con el que se frotan las cuerdas cerca del puente mientras que los dedos de la mano izquierda pulsan a lo largo del mástil. Existen dos posiciones para tocar el rabel: apoyándose sobre el pecho o barbilla (a modo de violín), o bien apoyando sobre las rodillas con el mástil hacia arriba(a modo de violonchelo).
Membranófono frotado:
Zambomba: Se construye con un recipiente alargado sin fondo, de barro, hojalata o madera, sobre cuya base se tensa una piel o vejiga en la que previamente se ha fijado una caña o pluma de buitre de forma que ésta quede en el centro de la boca del recipiente. Con la mano húmeda se frota la caña longitudinalmente provocando una vibración que se transmite a la piel la cuál emite entonces un sonido grave y profundo característico. Es un instrumento que se utiliza habitualmente en carnavales y en navidad.
Idiófonos golpeados:
Almirez o mortero: Eran empleados para el majado de especies de cocina, sin embargo, en ocasiones, también se utilizaban como instrumento musical, golpeando en su interior de forma rítmica con el propio mango del mortero o almirez.
El almirez habitualmente de bronce, es frecuente encontrarlo en casi todos los pueblos, suelen estar decorados en su parte externa con diversos motivos. Ambos se tocan sujetándolos con la mano izquierda, mientras la derecha percute con el mango en el fondo y paredes alternativamente.
Tapaderas: Con una tapadera de cazuela en la mano y una cuchara en una mano y un dedal en el dedo índice de la otra mano, se toca diversos ritmos tradicionales desde la antigüedad.
Sartén: La sartén solía tener el mango largo y en una mano se colocaba una cuchara o una llave antigua con la que se golpeaba el exterior de la sartén y en la otra mano se colocaba un dedal en el dedo corazón para tocar en la pared interna de la misma.
Idiófonos percutidos:
Carajillo: Consiste en un pequeño recipiente fabricado con madera, barro o media cascara de nuez, al que se añade una tablilla o palo con una cuerda retorcida a modo de muelle. Al pulsar la tablilla en su extremo, el otro extremo percute en el borde del recipiente, produciendo un sonido seco y agudo.
Cucharas: Se emplean como instrumento, golpeando una contra otra por su parte convexa, sujetándolas entre los dedos de la mano derecha y golpeándolas contra la pierna y la palma de la mano izquierda. Con habilidad se pueden obtener una gran cantidad de ritmos.
Conchas o vieiras: para tocarlas se entrechocan y frotan una contra otra produciendo una gran cantidad de sonidos distintos.
Idiófonos frotado:
Arrabel: También conocido como huesera o ginebra. Hecho con una serie de huesos (tibias de cordero o cabrito) unidos entre sí por medio de cuerdas o incluso alambres. Que se toca colgado al cuello, y sujetándose con la mano por la parte inferior, mientras se frota con una castañuela de arriba hacia abajo, lo que genera un sonido con el que se ejecutan diversos ritmos.
MasterClass
- Pandereta
- Percusión con instrumentos de cocina
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